Hoy voy a hablaros sobre algo que me parece un tanto curioso y siniestro a la vez. Hace algún tiempo un amigo me dijo: “¿Has visto esta película? Creo que deberías verla, trata muy bien sobre lo que estáis trabajando”. Lo que no sabía es que tiempo después la realidad superaría a la ficción. La película en cuestión se titula “Nerve. Un juego sin reglas“. La historia transcurre en una época actual, donde usamos las tecnologías de una forma agresiva y masiva en la sociedad.
El argumento de la película trata sobre una joven, a la que por problemas familiares (y de los cuales no quiero hablaros para no hacerlos spoilers de la película) no tiene el dinero suficiente ni el apoyo de su madre para poder ir a la universidad en la que ella desea estudiar. “Gracias” a la ayuda de una amiga, le enseña una app que puede usarse tanto en móviles como en ordenadores, la cual aparece como un reality show, donde puedes ser observador o jugador. El “programa”, “juego” o app, consiste en pasar una serie de pruebas, en las que la siguiente será más dura que la anterior y donde ganará una gran suma de dinero en cada una de las pruebas y deberá acabar siendo la jugadora ganadora para poder conseguir ese dinero que ha ido acumulando a lo largo del juego.
Las personas que son observadoras, son los seguidores de dichas personas y las que en multitud, podrán decidir las pruebas que quieren que los jugadores realicen. En el caso de que no quieras jugar más y te niegues a realizar una prueba o recurras a la policía porque te han “mandado” hacer algo ilegal, los hackers que se encargan de llevar dicha aplicación o dicho juego, harán que tu cuenta bancaria se quede a cero, eliminando el dinero que has conseguido hasta ese momento y todo lo que tenías en tu cuenta.
¿Qué cual es la finalidad de este juego? Hacerte una persona famosa y viral para conseguir el máximo posible de seguidores para poder conseguir el máximo de dinero posible. Porque cuánto más visto seas y más observadores (seguidores) se conecten a tu juego, mejor será.
Suena demasiado ficticio, ¿verdad?, eso fue lo que pensé. A pesar de ser una película tan real, en la cual vi reflejada al actual mundo tecnológico, no lo vi factible en la vida real. Había pruebas tan sencillas como besar a un chico desconocido o probarte ropa, pero algunas tan descabelladas como montar en moto con los ojos cerrados o saltar de un edificio a otro pasando por una escalera. Pruebas donde la integridad humana queda “al aire”.
Tiempo después me di cuenta que como de equivocada estaba.Y de cómo a veces la realidad puede superar a la ficción.
A día de hoy han muerto 130 adolescentes por el juego viral “La ballena azul“, el cual consiste en pasar una serie de pruebas, (igual que la película), dónde tú eres el participante y tienes que hacer lo que te mandan. Las pruebas afectan, todas, a la integridad del individuo, siendo tales como tirarte a una piscina desde un balcón, ver películas de terror durante 24 horas seguidas, autolesionarte, grabarte con un cuchillo la imagen de una ballena, y por supuesto la última prueba, que es el suicidio.
Muchas son las personas que han caido en retos que a muchos nos han parecido graciosos, absurdos o incluso benéficos, pero nunca habíamos llegado al extremo en el que el fín del reto sea la muerte de jóvenes o retos donde las víctimas pueden acabar con serios problemas físicos y/o mentales.
¿Por qué el fin del juego es la muerte? El animal marino, la ballena azul, cuando llega su momento se acerca a las costas por decisión propia para morir. Por ello, la última prueba que deben de pasar los/as jugadores/as de este “reto” es la muerte.
Como el título de este post, a veces decimos que la realidad supera a la ficción, pero no sabemos cuánto de poderosa es la mente humana y hasta dónde puede llegar el ser humano. No sabemos cuáles son nuestros límites al igual que no sabemos cuáles son los limites de las redes sociales. Un mundo donde las tecnologías ya casi nos dominan más emocionalmente que físicamente, debemos de tener especial cuidado con lo que hacemos a través de ellas.
Esperemos que esto solo haya sido una casualidad, que haya sido algo puntual en la historia de los retos onlines y que aprendamos con esta lección.