en la sociedad de la imagen en la que nos encontramos, las formas de entretenimiento se están trasformando hacia modelos de conducta a través de la Red, documentando cada instante que vivimos, ya sean conductas beneficiosas, perjudiciales o imparciales para el usuario. El problema se da cuando éste no es capaz de prever con antelación el riesgo que puede conllevar su conducta (o que no le importe de antemano los supuestos riesgos, pues no los ha experimentado antes en sí mismo/a), pues la satisfacción que produce la sensación de aceptación social de un «like» es mayor que la preocupación por los riesgos asociados.
En el caso de los menores, las redes sociales dan unas pequeñas «dosis» que, a nivel evolutivo, necesitan. La pertenencia al grupo y la inmediatez son dos elementos de la psicología evolutiva que caracterizan la adolescencia, son dos elementos que, además, las redes sociales satisfacen y cuantifican, lo cual hace que el/la adolescente «se enganche» y dedique más tiempo a subir contenido a la Red, pues así se siente parte no solo del mundo virtual, si no del real.
Con todo ello, queremos invitar al lector a una reflexión sobre la cultura digital que se está creando, la transformación de las formas de entretenimiento, el paradigma adolescente-consumidor y el riesgo al que están expuestos los menores en la Red por la necesidad de aceptación social.
¿Vale la pena degradar tu imagen digital y presencial por unos cuantos «likes»?