En la actualidad, el suicidio juvenil es la primera causa de muerte en la adolescencia. En 2011, España era el tercer país europeo en número de suicidios juveniles tras Rusia y Francia ascendiendo un 31% en sólo una década (Alerta Digital, 2015). El vídeo que acompaña a este escrito, muestra el caso real de una adolescente que sufrió ciberbullying, la joven, al tiempo, acabó quitándose la vida, pues no soportaba más la situación. Este caso es un ejemplo significativo de una situación nefasta a la que se puede llegar por el mal uso de una red social, por el mal uso de las TIC.
El ciberbullying es uno de los problemas más comunes y alarmantes que se están dando hoy día, situaciones relativas al uso inadecuado que se hace de las tecnologías. En los últimos estudios, un 70% del alumnado ha sufrido algún tipo de acoso, un acoso que ya no se queda en el aula, si no que persiste 24 horas con la víctima ya que la tecnología lo permite, ya que el acceso a Internet es permanente. Es una problemática que requiere de unas medidas preventivas y soluciones eficaces con urgencia.
Que un/a menor de edad llegue a quitarse la vida por una cuestión como esta, significa que estamos fracasando como padres, madres, tutores/as, profesores/as, educadores/as y como agentes de cambio en general al no saber prevenir y tratar estas situaciones que se van fraguando día a día delante de nuestros ojos, ya sea en un aula, en nuestra casa o en la calle. La vulnerabilidad del menor es evidente, aunque los denominemos “nativos digitales”, la responsabilidad es nuestra y debemos transmitírsela, enseñar, proteger y enseñar a protegerse.
Desde TICOCIO trabajamos diariamente por unos proyectos e iniciativas que tengan como fin la prevención, la formación y la terapia en este ámbito tan innovador como es el de la ciberconvivencia, intentando de esta manera prevenir situaciones de esta índole, incluso sin llegar a ser tan radicales. Verdaderamente nos preocupan los ciberpoblemas actuales (ciberbullying, sextorsión, grooming, tecnoadicciones, etc.), ya que, aunque sean virtuales, el daño al individuo es real.