En este tiempo que llevamos trabajando en el ámbito de la prevención sobre el buen uso de las TIC, ¿Por qué me iban a robar a mí mis datos personales? es una de las principales preguntas que creemos que podría hacerse cualquier usuario de redes sociales e Internet en general, una de las causas por las que no solemos prestarle atención a todos esos “ciberconsejos” como cambiar las contraseñas habitualmente, no meterse en wifis públicas, no subir imágenes con poca ropa, configurar bien nuestra privacidad, etc.
Quizás esta indiferencia devenga de no conocer realmente las consecuencias de las mismas y de pensar que a nosotros no tiene por qué pasarnos. Y es que es evidente que, aún sabiendo la facilidad de divulgación de contenido por la Red a nivel mundial, parece no importarnos.
Pues bien, empecemos con el tema de las posibles consecuencias negativas que podría tener nuestra exposición en la Red:
¿Sabías que si te roban tus datos personales pueden usarlos para cometer ciberdelitos y tú ni siquiera enterarte de ello? ¿Y qué hacemos? Cierto es que los datos son virtuales, pero las consecuencias pueden ser muy reales. La inspectora Silvia Barrera, de la Unidad de Delitos Telemáticos, publicó un post recientemente donde nos contaba qué debíamos hacer si nos citan a declarar sobre un ciberdelito que no hemos cometido (Artículo de referencia sobre “Cómo actuar cuando te citan por un delito en la red que no has cometido”). En resumen, si expones tus datos en la Red y no tienes la suficiente privacidad de los mismos, los podría utilizar cualquier persona para hacerse pasar por ti y cometer ciberdelitos. Y no es broma, una de las consecuencias puede ser acabar en prisión.
Otra consecuencia negativa que podemos sufrir si no tenemos cuidado con nuestra privacidad es la que nos trae este vídeo (link: https://www.youtube.com/watch?v=YrtBw_CoA-I) que más allá de las consecuencias nefastas que puede conllevar el practicar sexting (enviar imágenes subidas de tono) muestra cómo de una imagen que parece inofensiva, se utiliza para otro fin, una situación que puede que se nos vaya de las manos y no sepamos cómo actuar.
Como nos comentó Silvia Barrera en la entrevista que mantuvimos con ella, la mayoría de los ciberdelitos se producen por ignorancia, y aunque estos solo sean dos ejemplos, a día de hoy son multitud los que se están produciendo y además se están multiplicando.
La segunda cuestión que aquí se trata es sobre la indiferencia producida por el pensamiento predeterminado que tenemos sobre “a mí no me va a pasar”.
Para desmontar esta premisa, queremos destacar que realizamos un estudio en los meses de noviembre y diciembre, y podemos afirmar que en el 90% de las personas encuestadas afirmaban que conocían a alguien que había sido víctima de un ciberdelito. Así pues, se pone de manifiesto que en el entorno cercano de cualquiera de nosotros existen estos ciberproblemas y, por tanto, nosotros podemos ser los siguientes, (sí, a ti también te puede tocar).
Por todo esto, queremos reconocer la necesidad de concienciar sobre el problema, que está en nuestra mano protegernos de ciberataques o delitos hacia nuestra persona y que poniendo un poco más de atención en nuestra privacidad y lo que queremos que se sepa de nosotros, podemos reducir el riesgo de padecerlos, y en caso de sufrirlos, saber qué debemos hacer y con qué recursos contamos para solucionarlo.